
Fuente: Archivos de la Comunidad de Madrid. Fachada del Bar Chicote
Habla mucho Ríos Carratalá de la " memoria ", pero sólo de la memoria de algunos, memoria parcial o sesgada, que dice formar parte del presente y por ello precisa un " ajuste " con el pasado, tal y como señalábamos en el anterior comentario y sobre al que se refiere en la pág. 11 de su libro. Ese ajuste, como si de alguien "tocado por un rayo" se tratara, a todas luces es el que pretende hacer de manera muy tendenciosa Juan Antonio Ríos Carratalá. ¡Y de qué manera!.
Confunde a propósito "pasado franquista" con vivir en tiempos de Franco, que es lo mismo que no confundirlo, sino hacerlo a conciencia, abusando de la generalización, pero es algo fundamental para que su panfletario libelo difamatorio tenga éxito. Si no lo hace así, queda descreído y raquítico en su argumentario. No olvidemos que la generalización es una forma de desinformación, un recurso muy utilizado por dicho catedrático.
Por lo leído, todos los que vivieron en tiempos de Franco o incluso vivieran en la guerra y les pilló en el bando nacional "estaban compinchados y no se les preguntaba nada sobre su pasado": ¿ Le preguntaron por su pasado franquista, como escribe en la pág. 16, a esos políticos que él admira y que, con éxito o sin él, pretende convertirlos en sus palmeros mediante las entrevistas que les hace, para hablar de mi padre, cuando hicieron sus Oposiciones a la Administración Pública?; por ejemplo, a los ex-alcaldes de Córdoba Julio Anguita (a quien conocí personalmente y sé perfectamente qué pensaba al respecto por haber tenido una conversación con mi padre al respecto de la que sólo yo puedo dar fe) o Herminio Trigo, pues no olvidemos que fueron funcionarios franquistas ( tan funcionarios franquistas como lo fue mi propio padre porque fue la época que les tocó vivir ¿Todo el que obtuviera una plaza en la Administración Pública era franquista?. ¿O quizás se les preguntó por su pasado republicano?. No lo creo.
Pero claro, las personas que, por suerte o por desgracia, les correspondió estar en el bando republicano, todos eran espíritus puros en los que no cabía, como afirma en la pág. 18, entre otras cosas, la "extensión de la banalidad, la mediocridad, la ambición o miedo para abrirse un hueco", o ni vivieron aquella época, pero hay quien se entretiene en etiquetarles y adjudicarles el bando.

Fuente: Programa La Memoria de Radio Andalucía emitido el 18 de febrero de 2016
"Las obviedades de la historia rozan la demagogia y resultan tremendistas cuando se habla de dictaduras", escribe en la pág. 26, estando totalmente de acuerdo en líneas generales, pero si no consideramos como dictadura de corte fascista fusilar a una persona por sus ideas religiosas, como se hizo en España en el 1936 o no queremos considerar dictaduras aquellas formas de gobierno que van acordes con nuestras ideas, pues ocurriría como sucede con Juan Antonio Ríos Carratalá, que seríamos más demagogos que nadie.
Juan Antonio Ríos Carratalá observa que " las causas de procesamientos y condena por motivos políticos en la España de la posguerra responden a la lógica de la Victoria ". ¿Y las causas de nulo "procesamiento y condena", a las que se sometieron las víctimas del bando contrario, a qué lógica responden? ¿Y las causas de procedimientos y condena de las personas que no eran de ningún bando y/o que ni siquiera fueron sometidas a un juicio a qué lógica responden?.
Según Rios Carratalá, "el objetivo era aniquilar al enemigo mediante un uso sistemático y con apariencia de legalidad la violencia, la coerción y la depuración". Es posible que más de uno lo entendiera así, pero ¿qué objetivo había para asesinar a alguien por creencias religiosas?, ¿qué objetivo había para asesinar a alguien por defender a quienes tuvieran las ideas que fueran? (como fue el caso del padre de Antonio Luis Baena Tocón y a él mismo), ¿qué objetivo había para asesinar a alguien por el hecho de vivir en determinado lugar, sin tan siquiera participar de la vida política: por unas lindes, por las rencillas de algún vecino, etc?: ¿ cómo encaja eso en el holocausto Ríos Carratalá ?.
Habla de la "pretensión fascista", en la pág. 27, como si las actuaciones contrarias y anteriormente mencionadas no fueran más que fascistas. Dichas pretensiones del Sr. Ríos Carratalá las va desgranando y él decide lo que es y lo que no es fascismo, que como profesor de Literatura sabrá distinguir perfectamente mejor que aquellos que no tienen estudios y llaman "fascista" a todo el que no piense como él, que evidencia que quien llama de esa manera a los demás es el auténtico fascista. ¿No es fascismo fusilar al que no piense como yo? (eso hicieron con mi abuelo y lo que pretendieron hacer con mi padre)
En la pág. 28 habla el catedrático del irracional comportamiento de los que encontraron acomodo en la Victoria, pero no da un listado, ni cita nombres, aunque sí se refiere después a casos particulares haciendo ver su acomodo, cierto o falso, lo desconozco, sus “rigurosos trabajos” no tienen credibilidad para mí, utilizando el recurso desinformativo de generalizar de nuevo, por lo que mete a todo el mundo en el mismo saco, como a Antonio Luis Baena Tocón, pero va a ser que el catedrático se está equivocando de persona, porque "no tuvo acomodo en la Victoria", aunque se empeñe, le guste o no, después de haber reescrito su vida con falsedades. No es amor de hijo el que responde, que lo tiene fácil para hacer su demagogia y acreditaré esta opinión más adelante.
"Las imposturas de esa ficción colectiva necesitan de la discreción de sus artífices cuando se conciben con la voluntad de permanecer en el tiempo". Me parece muy demagógico y tendencioso porque supongo que más que pensar en el año 1939, y cómo vivirían aquellos a los que les tocara vivir aquella época, pocos serían los que recién terminada la Guerra Civil y haciendo un servicio militar obligatorio pensaran, en "permanecer en el tiempo", que los habría, pero dudo mucho que fuera la generalización, sino el vivir el día a día y hacerse cargo de la situación que les tocó vivir, pero para establecer una trama pues no hay más que inventarse la historia con opiniones que no son contrastables.
Dado que los técnicos archiveros no suelen resolver dudas cuando preguntas por algo que no entiendes en un archivo, porque te dicen que "los archivos son los que son" y la historia o las interpretaciones son o pueden ser otra cosa... (es lo que se me dijo en varias veces que fui), pregunté mis dudas sobre los sumarísimos y como es normal, hay quienes quieren responder y quienes no: me explicaba un militar en el acuartelamiento del Paseo de Moret en Madrid, al que le pregunté por dichos procesos sumarísimos, cuando no sabía lo que eran, ni había localizado la información oportuna al respecto: que se dan en todas las guerras - de hecho, con posterioridad los he visto en el bando republicano - y en situaciones muy conflictivas: alguien que se amotina en un barco, el capitán precisa dar sanción inmediata y aleccionadora ante el resto de la tripulación, por ejemplo, un batallón en combate y alguien, mientras sus compañeros se juegan la vida, decide retirarse, "que le cuenten la historia después, está cansado", precisa una justicia inmediata y sancionadora: ¿ es arbitrariedad del que tiene el mando ?.
Tras la Guerra Civil, "las consecuencias son muchos consejos de guerra, una legislación basada en la arbitrariedad del vencedor, la ausencia de garantías para los procesados, cárceles abarrotadas, etc., panorama propio de un holocausto" según Ríos Carratalá, pero la legislación y las circunstancias eran las que eran, no era algo programado y hablamos de una posguerra inmediata, no como si se estuviera en tiempos de paz, aunque las fueran cambiando y no se puede ver con ojos de hoy lo que ocurrió hace casi 90 años. No sabemos qué habría ocurrido si hubiera ganado el otro bando, pero es fácil adivinarlo sabiendo cómo juzgaron a otros, por qué y sus consecuencias… (a Francisco Baena Jiménez sin ir más lejos, no tuvo ni juicio por sus creencias y el mismo trato intentaron darle a Antonio Luis Baena Tocón)

Fuente: Programa La Memoria de Radio Andalucía anunciando entrevista con Rios Carratalá
En la pág. 29 habla del "estupor del investigador" al desenvolverse en la "oscuridad de los años de la posguerra", pero Juan Antonio Ríos Carratalá nos " ilumina ".
Pienso que los procesados tuvieron más garantías que las que tuvo mi abuelo con los autores de su fusilamiento y de las que quisieron darle a mi padre, que no fueron pocas veces las que atentaron contra su vida, con lo que no quiero decir para nada que no me parezcan horrorosas las garantías que tuvieron dichos procesados a ojos de hoy. También me pregunto, ¿no habría sido otro holocausto si hubiera vencido el bando contrario?, ¿es que no hicieron un genocidio?. Ese planteamiento, toc, toc, dentro de la cabeza del catedrático no existe, no hay nada al respecto. ¿ No tiene muchas muertes a su espaldas ese bando republicano, como la de mi abuelo gracias a los tiros de los milicianos de la CNT/FAI o no quiere hablar de ellas ?. Visto como se las gastaban no me cabe la menor duda. Pienso que probablemente el demagogo Ríos Carratalá nos quiera hacer ver la amabilidad con la que iban a tratar a los sublevados. Mi abuelo no se sublevó, era un modélico funcionario municipal cumplidor y fiel a la República siendo asesinado ¡ y de qué manera !. Ahí tuvo " todas las garantías judiciales", " una muerte digna " y no hay ni " carácter humillante ", ni " vencido ", como dice en la pág. 30.
"La prudencia del silencio se impuso entre los vencidos con la consiguiente pérdida de información, incluso en el ámbito familiar".
¿ A qué silencio, a qué vencidos y a qué información se refiere Juan Antonio Ríos Carratalá ?, porque nos habla, al parecer, de la que padecieron algunas personas del bando republicano. ¿ Varios tiros de gracia no fueron suficientes para imponerle silencio a mi abuelo - necesitaron o quisieron rematarlo varias veces -, según se lee en el Registro Civil ? y toda su familia ¿ Eran vencedores o vencidos ?, porque no creo que vencieran para nada, aparte de que lo único que habrían deseado es vivir en paz y les destrozaron la vida. Cuando son declarados familia "enemiga" por haber asesinado a uno de sus miembros, los meten en un tren sin decirles su destino y los separan ¿ a qué pérdida de información se refiere Rios Carratalá ?, a que yo me haya enterado dónde estaba enterrado mi abuelo 83 años después de que lo asesinaran o de que lo exhumaran tres años después de su asesinato y mi padre, Antonio Luis Baena Tocón tuviera que reconocerlo por sus ropas de entre otros cadáveres apilados en una fosa.
"Prudencia del silencio": aún recuerdo a mi madre llamando la atención a mi padre si cantaba alguna canción de índole política - no el "cara al sol", como le gustaría al Sr. Ríos Carratalá -, porque lo podría escuchar alguien, ante mi ingenuidad, falta de conocimiento e indiferencia de niño, y haciéndole mención a "todo lo que habían pasado".
El autor nos sigue hablando del padecimiento de algunos en la Guerra Civil, como si la Guerra sólo la hubiesen padecido ellos, que por supuesto muchos lo pasarían muy mal, pero el victimismo unilateral de Ríos Carratalá es sorprendente e impresionante. Como dice en la pág. 85 del libro "el exilio evitó numerosos fusilamientos entre la gente de pluma" y de los de que no eran de pluma, como familiares de mi padre, que al ver cómo se las gastaron con mi abuelo temieron seriamente por sus vidas y más valía irse bien lejos, alguno que otro para no volver jamás a España con todo lo que ello conllevaba y siempre sería mejor que perder la vida.

Fuente. Universidad de Alicante. Anuncio del "descubrimiento" por Ríos Carratalá del juez-humorista que procesó a Miguel Hernández
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