UN MAL DÍA PARA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN (II)

Publicado el 10 de marzo de 2025, 23:20

Libertad de expresión o censura: el doble rasero de un personaje público

Desinformación y manipulación: cuando la verdad incomoda

 

 

El catedrático Ríos Carratalá se queja de insultos, difamaciones y descalificaciones… Y es que, cuando el mentiroso se ve descubierto, suele reaccionar con enojo o adoptando el papel de víctima.
La sentencia dictada el 10 de marzo de 2025 en el Procedimiento Civil menciona los insultos y descalificaciones dirigidos contra mí y mi familia, además de difamaciones o imprecisiones —como quieran llamarlo— sobre mi padre.
Este señor, cuya autoestima parece insuperable, sorprende su actitud y su manera de actuar como catedrático. Lo que no puede pretender es que nadie opine sobre lo que dice y escribe, especialmente siendo una persona pública, que trabaja en una institución pública, que proporciona información pública y que, además, cobra por ello.

Lo que ha escrito sobre mi padre en relación con su periodo de servicio militar obligatorio es inexacto. No fue en ese momento un funcionario ni, por tanto, un personaje público, como se ha intentado hacer ver. Sí lo fue más adelante, tras aprobar las correspondientes oposiciones.
El señor Ríos Carratalá parece creer que solo él tiene derecho a calificar, juzgar y hablar sobre quien desee. Y, según su lógica, los demás solo pueden opinar siempre que no lo contradigan. Se me ha intentado silenciar con la complicidad de ciertos medios de comunicación, que han llevado a cabo una campaña de desinformación en mi contra. Ninguno de ellos ha contrastado la información conmigo; simplemente le han dado voz a él. ¿Eso es libertad de expresión o censura? Para él, lo primero; para mí, lo segundo.
Si este señor lee con atención la sentencia, verá que la propia jueza menciona los insultos que he recibido gracias a sus actuaciones. Pero, como ya dije, cuando el mentiroso se ve descubierto, se enoja o se hace la víctima.

Afirma que lo he insultado de manera reiterada y grave. Durante el juicio, su abogado también se refirió a algunos de esos supuestos insultos, incluyendo términos tan "graves" como "curioso personaje", lo cual resulta casi risible. No obstante, me reafirmo en mis palabras. Quizá eliminaría uno: "ignorante". Aunque, pensándolo bien, el término no es del todo inexacto, ya que uno puede poseer un nivel académico elevado y, sin embargo, negarse a ver la verdad debido a su propia visión del mundo. En todo caso, lo sustituiría por "malo", porque ha actuado con maldad. Y cada uno de los calificativos que he empleado puedo fundamentarlos, algunos incluso con las propias publicaciones que ha realizado.
Hasta ahora, he guardado demasiado silencio. Su abogado le ha dicho que podría demandarme, pero él no ha querido hacerlo. No me importaría que lo hiciera: sería una excelente oportunidad para desenmascarar a tan "curioso personaje".

Crea tu propia página web con Webador