En mi peregrinar por los archivos históricos que pudieran tener alguna relación con información sobre mi padre, visité el Archivo Histórico Nacional (Madrid) en varias ocasiones: en la primera, en 2019, gracias a un joven archivero muy implicado, conocí el programa PARES, donde vi documentado por primera vez el asesinato de mi abuelo paterno, el lugar exacto de los hechos, los autores, etc., que después lo vería en otros sitios, como en la obra de Fernández Suárez, Roberto "La Sierra Convulsa. Segunda República, Guerra Civil y primer franquismo al norte de Madrid ", Editorial Círculo Rojo, Almería, 2015, en el Registro Civil de Torrelaguna (Madrid), etc. La emoción sentida es indescriptible. Conocía algunas cosas muy generales que escuché en casa, pero fui conociendo otras cosas que fui descubriendo poco a poco, a base de mucho preguntar, como cartas de familiares que contaron la tragedia familiar que vivieron en primera persona, testimonios de los hijos de las diferentes estirpes familiares de mis tíos paternos, etc., detalles que mi padre vivió y padeció y no quiso hablar de ellos… Parece que nuestros mayores intentaron evitarnos penas que ellos padecieron.
Hay textos, como " Justicia en Guerra ", de las Jornadas sobre la Administración de Justicia durante la Guerra Civil española, publicado por el Ministerio de Cultura, Dirección General de Bellas Artes y Archivos y Dirección de Archivos Estatales. Madrid 1987, que también me facilitó el archivero del que hablaba anteriormente que sirven para comprender, a aquellos que quieran comprender y hacer comprender (no todo lo contrario) cómo se actuaba ante las circunstancias que atravesaba España y de ahí la declaración del Estado de Guerra y sus consecuencias.

Es de muy a tener en cuenta la aportación de Jesús Antonio del Olmo Pastor(*) en mencionado texto, del Cuerpo Jurídico Militar y abogado sobre " El acceso a Archivos Judiciales Militares " y los criterios que deben tenerse en cuenta ante el acceso a dichos archivos.
En primer lugar debería existir el deseo de discutir los propios errores para no volver a repetirlos: no es una realidad actual y tardará en cicatrizar por razones evidentes.
En segundo lugar, los hechos, afortunadamente, no se enjuician igualmente en el tiempo. " En tiempos de guerra, el derecho cede ante el paso de las lanzas " - viejo aforismo romano -, que algunos parecen ignorar para seguir en la contienda e incitar a la no cicatrización de las heridas, al dedo señalador de manera injusta (o falsa), al odio, a la revancha, a la política irracional.
Dice el autor que la intimidad de las dos partes está jurídicamente protegida y que la última garantía la tienen los Tribunales de Justicia, quizás haya que recurrir a ellos.
El derecho a la intimidad de quienes siendo sujetos activos o pasivos de actuación, fuese ésta voluntaria o por razón de cargo, tienen por sí o por sus antepasados o herederos, a que la divulgación de la información que contuvieran no se preste a difamación ni les haga desmerecer de la consideración ajena. Tal y como considero que está haciendo el catedrático de la Universidad de Alicante, Juan Antonio Ríos Carratalá, que parece tener una fijación enfermiza en la figura de mi padre, pues no hay más que ver la gran cantidad de artículos en los que lo menciona, muchos de ellos intentando justificar su fraude historiográfico. Una falsedad da lugar a muchas más cuando no se quieren reconocer. Escribe más sobre Antonio Luis Baena Tocón que sobre Miguel Hernández, a lo que nos referiremos en otros momentos...

Una impugnación judicial sería la que defina el equilibrio, según el autor, aunque la teoría dista mucho de la realidad, pues una cosa es la justicia real y otra el veredicto o sentencia según determinado procedimiento judicial. No siempre coinciden...
(*) con quien quise contactar a través del CJM, a través del Colegio de Abogados de Madrid y a través de la red social Facebook, pero me dijeron que se había jubilado y no obtuve respuesta alguna
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